Thursday, February 26, 2009

Viva la Jacobo Bentata!

Después que entré al liceo ya tuve mas libertad de hacer con mis tardes más cosas. Además de pasear al perro, que se llamaba Bambi, y andar en patineta; me dediqué a visitar la biblioteca. La Biblioteca Pública Jacobo Bentata queda justo en frente de la plaza Pro Patria, a un lado de la iglesia de la Sagrada Familia (de la que hablaré en otra ocasión). La biblioteca no es muy grande, o al menos no lo era entonces. Tenia una sección de referencia, una infantil y una de adultos. La sección infantil estaba a la izquierda de la entrada y las cosas estaban arregladas de manera ascendente. Al principio estantes con libros y juguetes para niños pequeños, después estantes para niños mas grandes y de ultimo estantes con libros para pre-adolescentes. Como mi conocimiento acerca de autores y libros era casi nulo, no sabía que leer.

Los libros de niños eran muy de niños. Historias tontas de hadas y duendes. O libros de dibujos. Y los libros de la sección de adultos, muy complicados. Así que después de varias visitas y haber revisado las enciclopedias (que son lo máximo), estaba como perdido. Un tipo que trabajaba allí, cuyo nombre no recuerdo. Se me acercó y me dirigió al estante de pre adolescentes donde había una colección de libros de Edgar Allan Poe. Sacó un libro y me lo dio. El nombre del libro era: Las Aventuras de Arthur Gordon Pym.

El libro lo devore en una semana. Y volví por más. Así leí las Narraciones Extraordinarias, Crímenes de la Rue Morgue, el Escarabajo de Oro, y ya no pude parar. Con la ayuda del tipo, que después me enteré que estudiaba literatura, empece a leer más y mejores cosas.

Más tarde el novio de una tia, y ahora tio mio, empezó a prestarme libros. Pero no dejé de ir a la biblioteca. Cuando entré a la universidad (USB) quede fascinado de la cantidad de libros que tenía acceso directo (sin tener que pedir libros por cotas ni nada). Mis ultimos dos años de la universidad trabajé en la biblioteca. Y ya en mi postgrado, mi tutora una vez me dijo que yo era el único estudiante que ella conocía que le gustaba ir a la biblioteca sólo para merodear los anaqueles y decubrir cosas (con todos los catalogos on line eso ya no es necesario).


El punto es que me gustan las bibliotecas.

Después de algunos trámites. Acabo de retirar la Séptima edición de Humor y Amor de Aquiles Nazoa. Impresa en 1979 por Librería Piñango en Caracas. El libro todavía tiene la etiqueta del precio atrás P.V.P Bs. 60.00. Conseguí el libro por un acuerdo entre la biblioteca local y la red bibliotecas del estado. Ya puedo escribir Bello II.

Tuesday, February 10, 2009

Yo estaba (más) loco

Pelo largo. Pero sólamente en la parte de atrás. Corto a los lados y corto arriba. Una chaqueta militar negra una talla más grande de lo que debería ser. Unas botas militares con las que inclusive jugaba futbolito (valientes aquellos que me dejaban jugar). Un carterón tipo “motorizado” de cuero marrón, cruzado desde el hombro izquierdo. Dentro del carterón, una calculadora HP 41cv programable (con notación Polaca Inversa, la única manera de resolver ecuaciones con múltiples operaciones sin necesidad de utilizar paréntesis), dos bolígrafos y un portaminas. No tenía problemas con las materias pero si con algunos profesores. Practicaba Aikido tres veces a la semana, trataba de leer Cortázar, y escuchaba vallenato.

Hace ya unos cuantos años, y pensar que todavía no he podido terminar Rayuela.