Antes de cerrar la última reja de la casa, para irme al colegio, sólo había una cosa que revisaba: que mis cuadernos del colegio se estuviesen calentando con la arepa recien hecha por mi mamá y que estuviese bien envuelta en papel aluminio.
La arepa era una forma de medir la economía familiar por esos días. Muchas veces, mi mamá rellenaba la arepa con mayonesa (si es posible llamarle a la mayonesa "relleno"), simplemente porque el queso Paisa no había alcanzado para toda la quincena. Entonces esos recreos eran algo así como sombríos. No es que la arepa con mayonesa sea mala, de hecho me encanta. Pero es que la mayonesa sufre un proceso degenerativo una vez que se calienta sobre la arepa. Cuando era hora de comérsela, la arepa además de fría parecía bañada en un aceite que lejanamente reflejaba el sabor de la auténtica mayonesa (valga la cuña). Y lo peor de todo, era que después el papel aluminio no servía para hacer pelotas (de las que las leyendas de entonces decían que le podían sacar un ojo a un niño).
Los días de queso Paisa eran normales. Por supuesto que la arepa estaba fría, pero el sabor de queso derretido encima tapaba lo desagradable de la temperatura. A veces me iba comiendo más arepa que queso y dejaba el queso para último, para disfrutarlo más. El papel aluminio de esas arepas era el propio. Se apelotonaba fácil y no dejaba las manos manchadas de grasa después.
Pero también estaban los días especiales. En los que mi mamá pasaba la arepa por posturas de gallina y después la freía. O la rellenaba con un guiso de pollo o carne mechada hecho en el caldero negro del año de la cataplum. Entonces daba lástima comerse la arepa, de lo sabrosa que estaba. Eran tan fácil de comer que no había que gastar los 1,50 en un refresco porque pasaba sola, a secas.
No recuerdo cuando fue que me comí la última arepa hecha por mi mamá, mucho menos si le dije algo después. Por eso cada vez que una señora me cocina una, esté como esté, me la como completa y dándole las gracias le digo lo sabrosa que le quedó. Si todavía te la hacen tí, regálale al menos eso a tu mamá, mira que las mejores arepas siempre serán las de ella.
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