Ayer tuvo lugar la cuarta. La primera fue de Bachiller; la segunda de Bombero; la tercera de Ingeniero; y esta última fue de Doctor.
Otro papel para la señora Imelda.
Sunday, December 20, 2009
Tuesday, November 10, 2009
Déjelo que repique
Recuerdo que al principio no había teléfono en la casa. Ciertamente me daba envidia los vecinos del 07-01 (el apartamento de al lado) que lo tenían desde tiempos inmemoriales. Los Vallejo tenían un número de teléfono de 6 dígitos (89-XX-XX) de esos que ya no existen. Al tiempo, la instalación del dichoso aparato de disco en la casa trajo consigo una serie de mitos y normas. No lo recuerdo todo, pero voy a tratar de hacer una lista acá. Cada quién llame mito o norma lo que más crea conveniente. Si alguien recuerda alguna, déjeme saber y la incluiré:
Mitos y normas
- Todos los teléfonos son grises.
- Nunca se contesta el teléfono antes de al menos tres repiques largos (medio repiques no cuentan). Básicamente, la llamada tiene que agarrar "fuerza" y tomar control del aparato.
- Apenas repique el teléfono, si está prendido, se le debe bajar volumen al televisor.
- El teléfono se contesta: "Aló, buenos(as)días (tardes, noches). Con quién desea hablar?". Jamás se contesta con: "Aló, quién es?"
- Si la persona a quien se busca no es de la casa, simplemente se dirá: "Está equivocado". No es necesario dar más información.
- El disco tiene su velocidad de retorno. Si quiere terminar de marcar en poco tiempo la única solución era empezar a marcar antes. Si se usa el dedo para acelerar el retorno del disco, el teléfono se puede dañar.
- El teléfono también es un objeto de decoración. Así que se desempolvará cuando se limpie la casa y además llevará dos "carpeticas" tejidas. Una debajo y una encima para protegerlo del polvo que ya se limpió.
- El "churrusco" no debe tener nudos, porque se ve feo.
- Se vale asustarse a medianoche por un repique de teléfono. Casi nadie llama a esa hora para avisar que se ganó la lotería. Si te toca responder, también te va a tocar echarle el cuento a todos en la casa por que cada uno de ellos se va a levantar y te va a preguntar.
- Nunca pidas la bendición sin estar absolutamente seguro de que al otro lado te está hablando tu tío(a) (mi hermana era especialista en romper esta regla).
- En todo momento se debe estar pendiente que el teléfono no esté "mal colgado". Porqué eso no solamente evita que una llamada entre, sino que también abulta la cuenta.
- Si llegaste a la adolescencia y hablas con tu novia(o) por teléfono, por cada minuto de conversación tus papas te van a reclamar por tres minutos.
- No hables por teléfono durante una tormenta, porque si cae un rayo te puedes electrocutar (al parecer estos fenómenos meteorológicos son bastantes chismosos).
- A menos que sea una emergencia, tienes que informar "Mamá, voy a llamar a Sutanito". Lo más seguro es que vas a tener que explicar el porqué y tu mamá te va a dar la respuesta ahorrándose entonces la llamada.
- Si tus padres usan lentes; felicidades, ahora eres el marcador de números oficial: "Hágame el favor y le marca allí a la Señora Eliana y me la pasa".
Mitos y normas
- Todos los teléfonos son grises.
- Nunca se contesta el teléfono antes de al menos tres repiques largos (medio repiques no cuentan). Básicamente, la llamada tiene que agarrar "fuerza" y tomar control del aparato.
- Apenas repique el teléfono, si está prendido, se le debe bajar volumen al televisor.
- El teléfono se contesta: "Aló, buenos(as)días (tardes, noches). Con quién desea hablar?". Jamás se contesta con: "Aló, quién es?"
- Si la persona a quien se busca no es de la casa, simplemente se dirá: "Está equivocado". No es necesario dar más información.
- El disco tiene su velocidad de retorno. Si quiere terminar de marcar en poco tiempo la única solución era empezar a marcar antes. Si se usa el dedo para acelerar el retorno del disco, el teléfono se puede dañar.
- El teléfono también es un objeto de decoración. Así que se desempolvará cuando se limpie la casa y además llevará dos "carpeticas" tejidas. Una debajo y una encima para protegerlo del polvo que ya se limpió.
- El "churrusco" no debe tener nudos, porque se ve feo.
- Se vale asustarse a medianoche por un repique de teléfono. Casi nadie llama a esa hora para avisar que se ganó la lotería. Si te toca responder, también te va a tocar echarle el cuento a todos en la casa por que cada uno de ellos se va a levantar y te va a preguntar.
- Nunca pidas la bendición sin estar absolutamente seguro de que al otro lado te está hablando tu tío(a) (mi hermana era especialista en romper esta regla).
- En todo momento se debe estar pendiente que el teléfono no esté "mal colgado". Porqué eso no solamente evita que una llamada entre, sino que también abulta la cuenta.
- Si llegaste a la adolescencia y hablas con tu novia(o) por teléfono, por cada minuto de conversación tus papas te van a reclamar por tres minutos.
- No hables por teléfono durante una tormenta, porque si cae un rayo te puedes electrocutar (al parecer estos fenómenos meteorológicos son bastantes chismosos).
- A menos que sea una emergencia, tienes que informar "Mamá, voy a llamar a Sutanito". Lo más seguro es que vas a tener que explicar el porqué y tu mamá te va a dar la respuesta ahorrándose entonces la llamada.
- Si tus padres usan lentes; felicidades, ahora eres el marcador de números oficial: "Hágame el favor y le marca allí a la Señora Eliana y me la pasa".
Saturday, October 17, 2009
Nueva tradición
Cuando cumplí 8 años mi mamá me regaló una franela que decía: "Muérete que chao!" Era una frase que se usaba para entonces, y creo que ella quería estar "a la moda". Tengo que confesar que en realidad no me gustó mucho el regalo. Creo que eso de regalarle ropa a un niño como que siempre ha sido de mal gusto. Ella me dió la franela en la tarde. Después de regresar del colegio. En la mañana me felicitó, justo antes de salir de la casa. Como siempre que era mi día.
En otro cumpleaños, creo que fué el décimo. Me regalo un radio con forma de pelota de futbol. Yo no escuchaba radio. Pero la forma curiosa de este, me gustó mucho. Por supuesto que una vez que se le agotaron las pilas, sólo sirvió para ser destrozado. En mi afán de destripar aparatos.
También recuerdo las ametralladoras que me regaló en dos cumpleaños consecutivos (el mismo modelo). Que tenía una bala que parecia moverse en una ventana en el medio del arma. Ambas terminaron despedazadas, pero jamás me revelaron como hacía el fulano mecanismo para dar la sensación de movimiento.
Ya no recuerdo más regalos. Creo que porque llegó un momento en que me daba dinero (un billete de veinte bolívares de los verdes), para que yo comprara lo que quisiera.
Para este cumpleaños voy a empezar una tradición, me voy a regalar una franela que diga exactamente lo que decía la que ella me dió hace 26 años. Y seguro que algún conocido (ya entrado en años) me va a preguntar que de donde la saqué. Sólo le diré que me la regaló mi mamá de cumpleaños, y ya.
Muérete que Chao!
En otro cumpleaños, creo que fué el décimo. Me regalo un radio con forma de pelota de futbol. Yo no escuchaba radio. Pero la forma curiosa de este, me gustó mucho. Por supuesto que una vez que se le agotaron las pilas, sólo sirvió para ser destrozado. En mi afán de destripar aparatos.
También recuerdo las ametralladoras que me regaló en dos cumpleaños consecutivos (el mismo modelo). Que tenía una bala que parecia moverse en una ventana en el medio del arma. Ambas terminaron despedazadas, pero jamás me revelaron como hacía el fulano mecanismo para dar la sensación de movimiento.
Ya no recuerdo más regalos. Creo que porque llegó un momento en que me daba dinero (un billete de veinte bolívares de los verdes), para que yo comprara lo que quisiera.
Para este cumpleaños voy a empezar una tradición, me voy a regalar una franela que diga exactamente lo que decía la que ella me dió hace 26 años. Y seguro que algún conocido (ya entrado en años) me va a preguntar que de donde la saqué. Sólo le diré que me la regaló mi mamá de cumpleaños, y ya.
Muérete que Chao!
Thursday, October 15, 2009
Caribú
El uniforme de la primaria era clásico: jean azul y camisa blanca. La camisa blanca tenía un bolsillo al que se le debía colocar la insignia del colegio. Primero fue una insignia plástica que se abrochaba con una pinza tipo caimán. Luego aparecerían las insignias bordadas que se cosían al bolsillo.
En mi caso el blue jean por excelencia era Colombiano, marca Caribú.
Cuando iba con mi mamá a comprar el jean para el uniforme era un fastidio para mí. Tenía que probarme y medirme como diez pantalones antes de terminar comprando sólo un jean. La cosa era que tenía que seguir usando el pantalón del año pasado y en algunos casos del antepasado.
Debo aclarar que los jeans Caribú parecían estar hechos de un material mágico que parecía jamás romperse, sólo se decoloraba. Así que como yo nunca engordaba (y tampoco era que crecía mucho), mi mamá lo que hacía era "bajarle el ruedo" al pantalón y listo. Ya me servía para el nuevo grado.Entonces los pantalones usados eran para el día a día, y el nuevo era para usarlo en ocasiones especiales (izar la bandera, presentaciones, paseos y demás). Claro que había que "amansar" los pantalones nuevos. Porque el algodón que usaban para hacerlos tenía complejo de cartón piedra. Así que las primeras veces que los usabas eran bastante incómodos.
El resto del tiempo yo andaba vestido por allí con unos pantalones de otros años que tenían unos aros blancos cerca de la bota. Cómo si yo fuera un árbol, cada aro significaba un año. Para el ojo observador era fácil decir que tan viejos era los pantalones que estaba yo usando. Lo bueno era que nunca los pantalones pasaban de tres aros. Y lo mejor de todo era que era difícil encontrar un niño sin aros en las botas, así que nadie lo notaba.
En mi caso el blue jean por excelencia era Colombiano, marca Caribú.
Cuando iba con mi mamá a comprar el jean para el uniforme era un fastidio para mí. Tenía que probarme y medirme como diez pantalones antes de terminar comprando sólo un jean. La cosa era que tenía que seguir usando el pantalón del año pasado y en algunos casos del antepasado.
Debo aclarar que los jeans Caribú parecían estar hechos de un material mágico que parecía jamás romperse, sólo se decoloraba. Así que como yo nunca engordaba (y tampoco era que crecía mucho), mi mamá lo que hacía era "bajarle el ruedo" al pantalón y listo. Ya me servía para el nuevo grado.Entonces los pantalones usados eran para el día a día, y el nuevo era para usarlo en ocasiones especiales (izar la bandera, presentaciones, paseos y demás). Claro que había que "amansar" los pantalones nuevos. Porque el algodón que usaban para hacerlos tenía complejo de cartón piedra. Así que las primeras veces que los usabas eran bastante incómodos.
El resto del tiempo yo andaba vestido por allí con unos pantalones de otros años que tenían unos aros blancos cerca de la bota. Cómo si yo fuera un árbol, cada aro significaba un año. Para el ojo observador era fácil decir que tan viejos era los pantalones que estaba yo usando. Lo bueno era que nunca los pantalones pasaban de tres aros. Y lo mejor de todo era que era difícil encontrar un niño sin aros en las botas, así que nadie lo notaba.
Saturday, June 13, 2009
Bello y van dos
Ale casi me mata durante un ensayo. Ella hacia de Julieta y yo de Romeo (más por que la obra de teatro era una comedia que por mis dotes de galán). Estabamos ensayando una escena del final donde ella (Julieta) se mataba con un cuchillo. El cuchillo lo habia traído yo de mi casa y era como de 30 centimetros. Yo estaba acostado en el piso fingiendo mi muerte, mientras Julieta se suicidaba. Ale dejó caer el cuchillo y el filo me cortó a un lado de la frente. Yo me llevé las manos a la cara y empecé a hacer una alharaca y Ale se fue llorando por que creyó que la cosa era en serio. Después, se le pasó.
Romeo y Julieta fue la obra que montamos para la clase de Bello. No estoy seguro si el papel de "Ama" lo hacia Osmary o Yadira. Lo que si es cierto es que el papel de padrino y Monje lo tenia Acosta. Osmary usaba un traje pasado de moda y Acosta utiliza un flux marron del año de la cuaresma, perfecto para quemar un Judas en el.Todo era basado en la obra de Aquiles Nazoa: "Los Amantes de Verona o el Final de una Encerrona". Tambien recuerdo a Rocio, pero se me escapa su papel. Al principio de la obra un piano de juguete abría con la música mientras alguien introducía la obra:
Yo vestía un chaleco verde de pana (la tela), un gorro de panadero blanco con una pluma de pavorreal que me traje de un adorno de la casa. Me parecia al Romeo de Cantinflas (guardando las distancias, por supuesto). Me había hecho una vaina (la de las espadas) que me la escondía en la espalda y a la hora de sacar el cuchillo lo hacía como Cocodrilo Dundee. Ale utilizaba un vestido que parecia un disfraz de princesa y en verdad parecía una. Todo ocurría en un mismo escenario y los únicos cambios de utilería se daban en la escena del balcón. Donde colocábamos un pupitre encima del escritorio y allí se montaba Julieta y decía:
Romeo a su vez se encaramaba encima de un pupitre y replicaba:
Yo hacía la escaramuza que me caía (eso de hacer el ridículo a veces se me dá muy bien). Y después entraba al cuarto de Julieta.
(Continuará)
Romeo y Julieta fue la obra que montamos para la clase de Bello. No estoy seguro si el papel de "Ama" lo hacia Osmary o Yadira. Lo que si es cierto es que el papel de padrino y Monje lo tenia Acosta. Osmary usaba un traje pasado de moda y Acosta utiliza un flux marron del año de la cuaresma, perfecto para quemar un Judas en el.Todo era basado en la obra de Aquiles Nazoa: "Los Amantes de Verona o el Final de una Encerrona". Tambien recuerdo a Rocio, pero se me escapa su papel. Al principio de la obra un piano de juguete abría con la música mientras alguien introducía la obra:
Principia nuestra opereta
con la fiesta o comilona
que en su mansión de Verona
dan los padres de Julieta.
Toda mimos y cuidados,
y ama de casa perfecta,
la madre de la interfecta
les sirve a sus invitados
Yo vestía un chaleco verde de pana (la tela), un gorro de panadero blanco con una pluma de pavorreal que me traje de un adorno de la casa. Me parecia al Romeo de Cantinflas (guardando las distancias, por supuesto). Me había hecho una vaina (la de las espadas) que me la escondía en la espalda y a la hora de sacar el cuchillo lo hacía como Cocodrilo Dundee. Ale utilizaba un vestido que parecia un disfraz de princesa y en verdad parecía una. Todo ocurría en un mismo escenario y los únicos cambios de utilería se daban en la escena del balcón. Donde colocábamos un pupitre encima del escritorio y allí se montaba Julieta y decía:
Amor mio, aqui estoy yo;
tiende pues, tu leve escala
y pasa para la sala
que el viejo ya se acostó.
Móntate por esa mata,
pero agarrate querido
miro que yo me suicido
si te quiebras una pata
Romeo a su vez se encaramaba encima de un pupitre y replicaba:
Pues alla voy, vive Dios;
pero antes sabedlo amada,
si me doy una matada
la culpa sera de vos!
Yo hacía la escaramuza que me caía (eso de hacer el ridículo a veces se me dá muy bien). Y después entraba al cuarto de Julieta.
(Continuará)
Monday, May 4, 2009
Las mejores hallacas las hacen mis mamás
A pesar de que no creo que existe un poder que ande por allí canalizando indulgencias por medio de la gente, le tengo un gran respeto al acto de pedir la bendición. Es un intercambio de palabras que denota un cariño y afecto que usualmente sólo tiene lugar en lazos cercanos de consanguinidad. He sido afortunado por haberme ganado (casi que sin merecerlo) este privilegio por dos personas que han venido a sobrellevar el vacío de no poderle pedir la bendición a aquella que me parió (por que la palabra correcta es parir).
Cómo saber si alguien te ha dado ese privilegio? Mi formula es fácil, pero primero la historia.
La Señora Bony
En Julio 2004 viajé para realizar unos papeleos en Caracas. Iba a empezar (o mejor dicho continuar) la universidad y pasé un mes en los trámites. Entre otras cosas, visité a mi papá en Casalta y me quedé unos días con el. Antes de hacerlo lo llamé y por casualidad estaba con la señora Bony. La Señora Bony es una morena imponente con una voz de mando que asustaría a cualquier general, una chispa que ya muchas mujeres quisieran tener y un candor sin igual. Además es la mamá de mi mejor amigo de primaria y gran parte de la secundaria que por cosas del destino no nos hemos mantenido en contacto, pero que lo considero mi hermano. Al hablar con ella por teléfono me dijo: "mira mi amor, y que quieres comer?" Sin vacilar le contesté: hallacas! Ella contestó: "pero vienes muérgano".
El próximo viernes estaba en su casa comiéndome la tercera hallaca con una cerveza y esperando una bolsa con 8 más que me regaló para llevar. Ella misma había hecho todo, en pleno Julio para que yo pudiera comer hallacas cinco meses antes de navidad. Su risa, la música, y las hallacas me adelantaron ese diciembre.
La Señora María
En abril del 2008 viajé nuevamente. Esta vez para realizar algo relacionado con mis estudios (si después de cuatro años seguía estudiando). En una ocasión hablando con la mamá de mi compadre (quien es mi mejor amigo de la secundaria y universidad, el otro hermano que tengo que en su momento despotricaré de el), la Señora María me preguntó: "Y mijo, qué le gustaría comer". La señora María es una mujer de pelo oscuro, con sangre de las islas, y con un corazón que es común en la mayoría de madres: quiere demasiado. Y además con una sazón, que hasta grama seca debe ser sabrosa cocinada por ella. Así que sin titubeo dije: hallacas! La Señora María simplemente me dijo: "Voy a comprar todo lo que necesito y vienes en la semana y te las comes".
En la semana estaba allí. La Señora María sentada en la pequeña mesa de la cocina viéndome comer hallacas con esos ojos de mamá, preguntándome si quería más y ofreciéndome además postre (que el que no haya probado sus postres en realidad no sabe mucho acerca de dulces).
Así que la regla es sencilla. Toda aquella persona que te prepare una hallaca fuera de temporada te ha dado además el privilegio de poder pedirle la bendición.
Y como ya dije antes, las mejores hallacas las hacen mis mamás. Bendición
Cómo saber si alguien te ha dado ese privilegio? Mi formula es fácil, pero primero la historia.
La Señora Bony
En Julio 2004 viajé para realizar unos papeleos en Caracas. Iba a empezar (o mejor dicho continuar) la universidad y pasé un mes en los trámites. Entre otras cosas, visité a mi papá en Casalta y me quedé unos días con el. Antes de hacerlo lo llamé y por casualidad estaba con la señora Bony. La Señora Bony es una morena imponente con una voz de mando que asustaría a cualquier general, una chispa que ya muchas mujeres quisieran tener y un candor sin igual. Además es la mamá de mi mejor amigo de primaria y gran parte de la secundaria que por cosas del destino no nos hemos mantenido en contacto, pero que lo considero mi hermano. Al hablar con ella por teléfono me dijo: "mira mi amor, y que quieres comer?" Sin vacilar le contesté: hallacas! Ella contestó: "pero vienes muérgano".
El próximo viernes estaba en su casa comiéndome la tercera hallaca con una cerveza y esperando una bolsa con 8 más que me regaló para llevar. Ella misma había hecho todo, en pleno Julio para que yo pudiera comer hallacas cinco meses antes de navidad. Su risa, la música, y las hallacas me adelantaron ese diciembre.
La Señora María
En abril del 2008 viajé nuevamente. Esta vez para realizar algo relacionado con mis estudios (si después de cuatro años seguía estudiando). En una ocasión hablando con la mamá de mi compadre (quien es mi mejor amigo de la secundaria y universidad, el otro hermano que tengo que en su momento despotricaré de el), la Señora María me preguntó: "Y mijo, qué le gustaría comer". La señora María es una mujer de pelo oscuro, con sangre de las islas, y con un corazón que es común en la mayoría de madres: quiere demasiado. Y además con una sazón, que hasta grama seca debe ser sabrosa cocinada por ella. Así que sin titubeo dije: hallacas! La Señora María simplemente me dijo: "Voy a comprar todo lo que necesito y vienes en la semana y te las comes".
En la semana estaba allí. La Señora María sentada en la pequeña mesa de la cocina viéndome comer hallacas con esos ojos de mamá, preguntándome si quería más y ofreciéndome además postre (que el que no haya probado sus postres en realidad no sabe mucho acerca de dulces).
Así que la regla es sencilla. Toda aquella persona que te prepare una hallaca fuera de temporada te ha dado además el privilegio de poder pedirle la bendición.
Y como ya dije antes, las mejores hallacas las hacen mis mamás. Bendición
Wednesday, April 1, 2009
Betadermo
En la casa había un Betamax. Era un Sony SL8200. Un aparato que pesaba como seis kilos y que cuando se prendía le sonaba un motor como a un Volkswagen. El vendedor vino a la casa y lo instaló, lo conectó a nuestro televisor Zenith de 13 pulgadas. El tipo nos inició a la piratería: con la compra del Betamax, recibimos una copia de Bambi y del Zorro y el Sabueso. Para poder meter el cassette (no se si se llama de otra forma), uno presionaba el botón Eject. Luego de un incesante "mecaneo", el perol expulsaba un receptáculo en el tope, con una fuerza que espantaba. Allí uno colocaba la cinta y después lo cerraba. Entonces, se podía escuchar como la máquina "cargaba" la cinta. Le tomaba como 20 segundos en hacerlo. Después de todo esto, ya se podía ver la película. El Betamax fue una revolución en la casa (sin boinas ni colores específicos). Pero como en toda revolución hubo sacrificios: el elefante de cerámica preferido de mi mamá.
En la casa (como en muchas casas todavía), había "pañitos" tejidos y cerámicas de todo tipo. Esos dos eran como el Ying y el Yang. No podía haber cerámica sin su respectivo pañito y viceversa. La bailarina de la mesa de centro con el pañito de flores amarillas. El jarrón del ceibot (no me van a creer pero busqué esa palabra en internet y las únicas fuentes son venezolanas) con su pañito blanco de aros. El cofrecito de guardar botones con el paño rosado de cuadritos. Y así por toda la casa.
Resulta que el pobre elefante terminó encima del Betamax, con un pañito de tréboles blancos. Duró solamente una película. El que escribe presionó Eject, sin quitar el paquidermo primero. El Betamax abrió su compuerta y lanzó al aire al elefante y al pañito. Yo vi todo como en cámara lenta, y hasta pude observar la parábola que describía el estático animal blanco al caer.
Me gané otro regaño. Pero ya no hubo mas figuras sobre el Betamax. Y desde entonces, el pañito encima de ese perol fue el único sin su respectiva cerámica.
En la casa (como en muchas casas todavía), había "pañitos" tejidos y cerámicas de todo tipo. Esos dos eran como el Ying y el Yang. No podía haber cerámica sin su respectivo pañito y viceversa. La bailarina de la mesa de centro con el pañito de flores amarillas. El jarrón del ceibot (no me van a creer pero busqué esa palabra en internet y las únicas fuentes son venezolanas) con su pañito blanco de aros. El cofrecito de guardar botones con el paño rosado de cuadritos. Y así por toda la casa.
Resulta que el pobre elefante terminó encima del Betamax, con un pañito de tréboles blancos. Duró solamente una película. El que escribe presionó Eject, sin quitar el paquidermo primero. El Betamax abrió su compuerta y lanzó al aire al elefante y al pañito. Yo vi todo como en cámara lenta, y hasta pude observar la parábola que describía el estático animal blanco al caer.
Me gané otro regaño. Pero ya no hubo mas figuras sobre el Betamax. Y desde entonces, el pañito encima de ese perol fue el único sin su respectiva cerámica.
Wednesday, March 18, 2009
Amarillo, azul y rojo
El libro de sociales de séptimo año era azul. No era un libro de alguna editorial conocida. Era impreso por el propio liceo. Y uno lo compraba donde Yepez (que espero esté bien donde esté). El que daba la clase era un profesor que parecía maracucho. Era moreno, cara redonda, gordito y con pelo liso. Su apellido era Marín. Nunca supe su nombre.
Era una clase rara. Todo lo que nos habían dicho acerca del descubrimiento de América y toda esa historia, resultó ser falso. Los españoles no descubrieron a nadie. Nosotros estábamos acá y ellos llegaron (mucho después fue que pensé que lo mismo se pudiera decir de las ruinas de Cuetzalan). Se nos contó de como se aprovecharon de los indígenas, y nos trajeron toda clase de enfermedades.
El profesor Marín se restregaba la cara para no dormirse y sudaba bajo el calor de las 11:37 de la mañana discutiendo sobre los días de la independencia, develando las mentiras histórico-piadosas que nos habían hecho aprender durante los años de primaria.
Algo que siempre recordaré sera la explicación acerca del verdadero significado de los colores de la bandera. Resulta que Francisco de Miranda trajo la bandera al país como estandarte de guerra. Antes de eso el propio Generalísimo le pidió dinero a una alta personalidad de la monarquía europea (las malas lenguas dicen que había algo entre ellos). La mujer en cuestión le dió el dinero al General para su aventura y entre otras cosas le preguntó como iba a ser su estandarte. Francisco de Miranda respondió que iba a ser amarillo como su pelo, azul como sus ojos y rojo como sus labios. En séptimo año Marín nos enseñó que la bandera no era otra cosa que el resultado de una cursilería entre amantes.
Ahora me gusta la historia. Resulta interesante descubrir que Bolívar entregó a Miranda a los españoles por traición. Y que en realidad el libertador nunca inició una campaña dentro del país, sino desde Nueva Granada (lo que ahora llamamos Colombia). Ojalá que nunca falten los libros azules y los Marin para que nos ayuden a diferenciar cuentos de camino e historia.
Era una clase rara. Todo lo que nos habían dicho acerca del descubrimiento de América y toda esa historia, resultó ser falso. Los españoles no descubrieron a nadie. Nosotros estábamos acá y ellos llegaron (mucho después fue que pensé que lo mismo se pudiera decir de las ruinas de Cuetzalan). Se nos contó de como se aprovecharon de los indígenas, y nos trajeron toda clase de enfermedades.
El profesor Marín se restregaba la cara para no dormirse y sudaba bajo el calor de las 11:37 de la mañana discutiendo sobre los días de la independencia, develando las mentiras histórico-piadosas que nos habían hecho aprender durante los años de primaria.
Algo que siempre recordaré sera la explicación acerca del verdadero significado de los colores de la bandera. Resulta que Francisco de Miranda trajo la bandera al país como estandarte de guerra. Antes de eso el propio Generalísimo le pidió dinero a una alta personalidad de la monarquía europea (las malas lenguas dicen que había algo entre ellos). La mujer en cuestión le dió el dinero al General para su aventura y entre otras cosas le preguntó como iba a ser su estandarte. Francisco de Miranda respondió que iba a ser amarillo como su pelo, azul como sus ojos y rojo como sus labios. En séptimo año Marín nos enseñó que la bandera no era otra cosa que el resultado de una cursilería entre amantes.
Ahora me gusta la historia. Resulta interesante descubrir que Bolívar entregó a Miranda a los españoles por traición. Y que en realidad el libertador nunca inició una campaña dentro del país, sino desde Nueva Granada (lo que ahora llamamos Colombia). Ojalá que nunca falten los libros azules y los Marin para que nos ayuden a diferenciar cuentos de camino e historia.
Monday, March 9, 2009
Thursday, February 26, 2009
Viva la Jacobo Bentata!
Después que entré al liceo ya tuve mas libertad de hacer con mis tardes más cosas. Además de pasear al perro, que se llamaba Bambi, y andar en patineta; me dediqué a visitar la biblioteca. La Biblioteca Pública Jacobo Bentata queda justo en frente de la plaza Pro Patria, a un lado de la iglesia de la Sagrada Familia (de la que hablaré en otra ocasión). La biblioteca no es muy grande, o al menos no lo era entonces. Tenia una sección de referencia, una infantil y una de adultos. La sección infantil estaba a la izquierda de la entrada y las cosas estaban arregladas de manera ascendente. Al principio estantes con libros y juguetes para niños pequeños, después estantes para niños mas grandes y de ultimo estantes con libros para pre-adolescentes. Como mi conocimiento acerca de autores y libros era casi nulo, no sabía que leer.
Los libros de niños eran muy de niños. Historias tontas de hadas y duendes. O libros de dibujos. Y los libros de la sección de adultos, muy complicados. Así que después de varias visitas y haber revisado las enciclopedias (que son lo máximo), estaba como perdido. Un tipo que trabajaba allí, cuyo nombre no recuerdo. Se me acercó y me dirigió al estante de pre adolescentes donde había una colección de libros de Edgar Allan Poe. Sacó un libro y me lo dio. El nombre del libro era: Las Aventuras de Arthur Gordon Pym.
El libro lo devore en una semana. Y volví por más. Así leí las Narraciones Extraordinarias, Crímenes de la Rue Morgue, el Escarabajo de Oro, y ya no pude parar. Con la ayuda del tipo, que después me enteré que estudiaba literatura, empece a leer más y mejores cosas.
Más tarde el novio de una tia, y ahora tio mio, empezó a prestarme libros. Pero no dejé de ir a la biblioteca. Cuando entré a la universidad (USB) quede fascinado de la cantidad de libros que tenía acceso directo (sin tener que pedir libros por cotas ni nada). Mis ultimos dos años de la universidad trabajé en la biblioteca. Y ya en mi postgrado, mi tutora una vez me dijo que yo era el único estudiante que ella conocía que le gustaba ir a la biblioteca sólo para merodear los anaqueles y decubrir cosas (con todos los catalogos on line eso ya no es necesario).
El punto es que me gustan las bibliotecas.
Después de algunos trámites. Acabo de retirar la Séptima edición de Humor y Amor de Aquiles Nazoa. Impresa en 1979 por Librería Piñango en Caracas. El libro todavía tiene la etiqueta del precio atrás P.V.P Bs. 60.00. Conseguí el libro por un acuerdo entre la biblioteca local y la red bibliotecas del estado. Ya puedo escribir Bello II.
Los libros de niños eran muy de niños. Historias tontas de hadas y duendes. O libros de dibujos. Y los libros de la sección de adultos, muy complicados. Así que después de varias visitas y haber revisado las enciclopedias (que son lo máximo), estaba como perdido. Un tipo que trabajaba allí, cuyo nombre no recuerdo. Se me acercó y me dirigió al estante de pre adolescentes donde había una colección de libros de Edgar Allan Poe. Sacó un libro y me lo dio. El nombre del libro era: Las Aventuras de Arthur Gordon Pym.
El libro lo devore en una semana. Y volví por más. Así leí las Narraciones Extraordinarias, Crímenes de la Rue Morgue, el Escarabajo de Oro, y ya no pude parar. Con la ayuda del tipo, que después me enteré que estudiaba literatura, empece a leer más y mejores cosas.
Más tarde el novio de una tia, y ahora tio mio, empezó a prestarme libros. Pero no dejé de ir a la biblioteca. Cuando entré a la universidad (USB) quede fascinado de la cantidad de libros que tenía acceso directo (sin tener que pedir libros por cotas ni nada). Mis ultimos dos años de la universidad trabajé en la biblioteca. Y ya en mi postgrado, mi tutora una vez me dijo que yo era el único estudiante que ella conocía que le gustaba ir a la biblioteca sólo para merodear los anaqueles y decubrir cosas (con todos los catalogos on line eso ya no es necesario).
El punto es que me gustan las bibliotecas.
Después de algunos trámites. Acabo de retirar la Séptima edición de Humor y Amor de Aquiles Nazoa. Impresa en 1979 por Librería Piñango en Caracas. El libro todavía tiene la etiqueta del precio atrás P.V.P Bs. 60.00. Conseguí el libro por un acuerdo entre la biblioteca local y la red bibliotecas del estado. Ya puedo escribir Bello II.
Tuesday, February 10, 2009
Yo estaba (más) loco
Pelo largo. Pero sólamente en la parte de atrás. Corto a los lados y corto arriba. Una chaqueta militar negra una talla más grande de lo que debería ser. Unas botas militares con las que inclusive jugaba futbolito (valientes aquellos que me dejaban jugar). Un carterón tipo “motorizado” de cuero marrón, cruzado desde el hombro izquierdo. Dentro del carterón, una calculadora HP 41cv programable (con notación Polaca Inversa, la única manera de resolver ecuaciones con múltiples operaciones sin necesidad de utilizar paréntesis), dos bolígrafos y un portaminas. No tenía problemas con las materias pero si con algunos profesores. Practicaba Aikido tres veces a la semana, trataba de leer Cortázar, y escuchaba vallenato.
Hace ya unos cuantos años, y pensar que todavía no he podido terminar Rayuela.
Hace ya unos cuantos años, y pensar que todavía no he podido terminar Rayuela.
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