Wednesday, March 31, 2010

Mapa hablado

Los bebederos eran verdes y quedaban en frente del parque. El parque no era muy grande pero lo suficiente para que todo un salón lo disfrutara a la hora del recreo. Así que había un calendario para que cada sección lo usara. Al lado del parque estaba la cantina, con sus árboles, bancos y un espacio donde se jugaba pelotica de goma. Frente a los árboles estaba la cancha de volleyball y a lo largo del paredón los cuatro transportes amarillos del colegio. Si seguías de la cancha de volleyball a la derecha, te ibas a encontrar a la dirección en la esquina y además ibas a entrar al patio interno. El patio interno tenía más arboles con sus respectivos bancos. Tambíen algunos juegos pintados en el piso (sólo recuerdo "la candelita" con sus cuatro cuadros en cuatro esquinas). Todos los salones desde primero hasta cuarto grado estaban alrededor de este patio. Ahora bien, si seguías de la cancha recto, o la izquierda, te ibas a tropezar con la cancha de basket. Al terminar la cancha de basket podías elegir tres caminos (de izquierda a derecha), (1) el portón (del mismo lado que el paredón), (2) un corredor que iba al baño de niñas y a los salones de 5to y 6to, ó (3) un pasillo que conducía al baño de niños y al patio interno. Si tomabas el camino hacia los salones de 5to y 6to, se podía caminar hasta llegar nuevamente por detrás del parque y a donde estaban los bebederos.
Como nota curiosa, si te parabas cerca del portón y mirabas hacia el patio interno podías ver la iglesia que parecía una escalera. En el tope se podía ver la cruz, que estaba doblada. Los cuentos de patio decían que un loco se subió y la dobló. Y que todavía aparecía en los alrededores.
Sólo toma seis años y unos cuantos recreos aprenderse todo esto.

Wednesday, March 24, 2010

Cuidado eh, cuidado

Era como invisible. Nadie sabía donde se la pasaba ni hacia adonde iba. Aparecía de repente, era como que sus zapatos no sonaran al pisar el granito de los pasillos. Creo que tenía puertas secretas en todas las escaleras y en todas las seccionales. Además de un olfato casi perfecto para detectar que te estabas metiendo en problemas. Tratando de iniciar una pelea o de agarrarle la mano a tu novia, lo que fuera. El iba a llegar con sus lentes gruesos y su sweater azul, deteniéndote en el acto con uno de sus índices arriba diciendo: cuidado eh, cuidado. Después se marchaba como llegó, levitando, con los brazos cruzados y sin hacer ningún ruido.

El apellido del perfecto policía de mis tiempos en el liceo era Asarta.

Wednesday, March 3, 2010

Cuenta cuentos

Todas las noches mi hijo, antes de dormir y despues de leer, me pide religiosamente tres historias. Me gusta inventar cuentos y en realidad a veces logro arrancarle al loquito risas que alimentan mi imaginación. Pero el que sabe contar historias es mi papá.
Para él es fácil. Mi papá no tiene que inventar nada; toda su vida es una historia que parece de mentiras.
Nacido en la ciudad, huérfano de madre a los nueve, criado en el campo por una tía, dado por muerto cuando era adolescente, paseando de hacienda en hacienda como jornalero hasta cruzar fronteras, infinidades de trabajos y oficios... Mi papá sólo escogía un segmento de su vida, lo exponía y la cosa le salía como un delicioso cuento corto.
Del como un Zorrillo baño a un compañero cuando era mesonero en el Hotel Humbolt (si el mismo del Avila), de como encontró un pozo que echaba humo con peces dorados en una cueva en el campo cuando venía de la escuela, de la vez que se cortó un pie con un hacha que un primo dejo boca arriba debajo de un árbol a manera de broma, de cuando dejó de fumar por que vió un ferrocarril y se le pareció a el, de mi tio el mocho que una vez apostó la prótesis jugando billar (la de la pierna derecha que la perdió jugando en las líneas del tren), de la vez que lo llevaron preso por responderle a un policía, de como entró a la academia de la Guardia Nacional y la cosa era tan fea que en el primer permiso que tuvo se escapó, de como dormía en un ataud cuando trabajaba en una funeraria en los andes y casi mata de un susto al dueño, de como cuando pidió la mano de mi mamá en el patio y mi abuelo le preguntó que "¿qué tenía?" y mi tio Joselín salió del baño diciendo "¿papá y usted que tenía cuando se casó?, ...
Viéndola bien, al final de todo, lo interesante de la vida es poder contarla. Echa un cuento entonces, que algo queda.