Wednesday, March 3, 2010

Cuenta cuentos

Todas las noches mi hijo, antes de dormir y despues de leer, me pide religiosamente tres historias. Me gusta inventar cuentos y en realidad a veces logro arrancarle al loquito risas que alimentan mi imaginación. Pero el que sabe contar historias es mi papá.
Para él es fácil. Mi papá no tiene que inventar nada; toda su vida es una historia que parece de mentiras.
Nacido en la ciudad, huérfano de madre a los nueve, criado en el campo por una tía, dado por muerto cuando era adolescente, paseando de hacienda en hacienda como jornalero hasta cruzar fronteras, infinidades de trabajos y oficios... Mi papá sólo escogía un segmento de su vida, lo exponía y la cosa le salía como un delicioso cuento corto.
Del como un Zorrillo baño a un compañero cuando era mesonero en el Hotel Humbolt (si el mismo del Avila), de como encontró un pozo que echaba humo con peces dorados en una cueva en el campo cuando venía de la escuela, de la vez que se cortó un pie con un hacha que un primo dejo boca arriba debajo de un árbol a manera de broma, de cuando dejó de fumar por que vió un ferrocarril y se le pareció a el, de mi tio el mocho que una vez apostó la prótesis jugando billar (la de la pierna derecha que la perdió jugando en las líneas del tren), de la vez que lo llevaron preso por responderle a un policía, de como entró a la academia de la Guardia Nacional y la cosa era tan fea que en el primer permiso que tuvo se escapó, de como dormía en un ataud cuando trabajaba en una funeraria en los andes y casi mata de un susto al dueño, de como cuando pidió la mano de mi mamá en el patio y mi abuelo le preguntó que "¿qué tenía?" y mi tio Joselín salió del baño diciendo "¿papá y usted que tenía cuando se casó?, ...
Viéndola bien, al final de todo, lo interesante de la vida es poder contarla. Echa un cuento entonces, que algo queda.

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