Thursday, December 13, 2012

Desayuno

Como ahora las mañanas son más frías, me cuesta levantarme. El Hijo también da vueltas abrazando la mejor de las almohadas, buscando como seguir dormido a pesar de que ya sonó la alarma. Me pregunta, "¿ya me tengo que parar?". El Padre le dice que no, que se va a poner a cocinar las arepas y cuando estén listas lo llama. Escucho un "uummmmhjjjjju", y cierro la puerta. La abuela del Hijo también se levantaba a hacer arepas y además ponía la radio; treinta años atrás. Entonces yo creía que a veces las arepas salían buenas y a veces malas, que mi mamá no las hacía igual y por eso quedaban así. Pero el Padre comprende que la Abuela siempre hizo el desayuno con el mismo cariño, y que si a veces no quedaban igual era por culpa de otra cosa. Ya sé que amasar y que poner unas arepas a cocinar se hace con el mismo afecto todo el tiempo, y no importa que a veces queden sin sal.


El Padre le preguntó al Hijo,"¿cómo quedaron las arepas?". Sonreí cuando levantó el pulgar de su mano izquierda con el puño cerrado, mientras masticaba sin prestarme mucha atención.

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